Buscará Pedro Ochoa rebasar fronteras con Cecut

TIJUANA.- El cambio de dirección inminente en el Centro Cultural Tijuana (Cecut), con la salida de Virgilio Muñoz, quien estuvo al frente de la institución cultural desde 2009, un rostro familiar en su historia vuelve a tomar las riendas de este ícono tijuanense: Pedro Ochoa Palacio.

De los múltiples trabajos y proyectos que Ochoa Palacio desarrolló tras ocupar la dirección del Cecut de 1989 a 1994, en entrevista calificó su labor a lo largo de 11 años como agregado cultural en el Consulado de México en San Diego como elemento clave para su reasignación, ya que señaló un interés particular del presidente de Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa, de crear vínculos entre Tijuana e instituciones culturales del Sur de California.

Dentro de las metas trazadas para esta nueva etapa del Cecut, resaltó la prioridad de crear nuevos públicos con un trabajo directo con los jóvenes, al tiempo de entrelazar este esfuerzo con la promoción de la cultura mexicana del otro lado de la frontera.

Señaló que en Estados Unidos, y en particular en California hay mucho interés de museos e instituciones culturales por los temas de la cultura mexicana, tanto en lo prehispánico como en lo contemporáneo, a la vez que hay un interés particular por Tijuana.

“En once años de trabajo en el consulado, yo no hubiera logrado lo que pude hacer sin la vecindad con Tijuana. Aquí tuve siempre la disponibilidad de los trabajadores culturales para acercarse a los museos e instituciones de San Diego. Hay mucho interés del otro lado de la frontera por Tijuana, hay que saberlo presentar y promover”.

Respecto a uno de los temas que fueron motivo de polémica al inicio de la administración de Virgilio Muñoz, relativo a un reclamo de la comunidad cultural y artística de Tijuana por falta de espacios en el Cecut para artistas emergentes, el nuevo director afirmó que para las propuestas de calidad respaldadas por un trabajo bien fundamentado, las puertas de la institución estarían abiertas.

EN SUS PROPIAS PALABRAS • Las cosas que disfruta:

“El cine, aunque casi no voy porque tengo poco tiempo libre; soy un melómano empedernido; leo, no tanto como me gustaría”.

• Libros que le han causado más impacto: “El que cambió mi vida fue Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, El Laberinto de la soledad de Octavio Paz, La muerte de Artemio Cruz y La región más transparente de Carlos Fuentes, Amor perdido y el Nuevo catecismo para indios remisos de Carlos Monsiváis, La Feria de Juan José Arreola, Rayuela de Julio Cortázar, Historia de la eternidad de Jorge Luis Borges, Tijuanenses de Federico Campbell, entre otros”.

• Qué le molesta: “No llegar a tiempo a una cita; la cola en la sentri, que ya no la tendré que hacer”.

• Qué es lo más importante: “La familia te cambia el mundo, los hijos, pasar más tiempo con ellos, ver cómo se desarrolla su inteligencia, sus gustos, cómo cada uno de ellos va generando una nueva identidad”.

• Lo que aún le sorprende de Tijuana. “Me  sorprende mucho la capacidad de la ciudad de regenerarse. No digo nada nuevo, sobre la ciudad han caído muchos señalamientos; la cultura ha sido una ruta para ir saliendo de eso, le ha dado un rostro distinto. Yo no lo preví, lo previó Rubén Vizcaíno hace 40 años, que decía que a través del arte y la cultura lograríamos una identidad propia y el tiempo le dio la razón.

• La Tijuana que quisiera ver en el futuro. “Quisiera que el arte y la cultura atrajeran cada vez más público. El arte y la cultura tienen una parte de creación, de disciplina, la parte de los artistas, pero tiene otra parte que es disfrutable, y esa es para todo público. Las instituciones culturales somos los medios para dar a conocer esto a un mayor público en condiciones óptimas, que estén a la altura de lo que el creador nos quieres transmitir”.